Club Deportivo Caspe
 

Temporada 1993/94


La interrelación de las dos facetas sustanciales en cualquier equipo de fútbol competitivo destaca en esta temporada con todo su esplendor. La económica condiciona a la deportiva, de igual manera que sucede al revés. El Club Deportivo Caspe parte desde la rampa de salida con una carga de números rojos que supedita toda pretensión especulativa. Sin embargo, la sociedad tirará hacia delante y bajo los mismos síntomas del año anterior (impago de salarios y depauperada posición clasificatoria) vivirá departiendo con el engaño consentido, al que tanto se han acostumbrado las gentes de este mundillo.

Carlos Monferrer Gómez, que sigue presidiendo la entidad, espera el cobro de los abonos sociales para satisfacer la deuda con la CAI. Como es lógico, el dinero detraído al principio faltará cuando las taquillas flojeen y, en efecto, en el mes de febrero debe solicitar otro préstamo de millón y medio de pesetas, éste a devolver en tres años.

La cuantía de asociados se estabiliza en ciento noventa que pagan las siguientes cuotas: Socios de número, 17.000 pesetas; jubilados, 11.000, y señoras, 6.000. La entrada para presenciar cualquiera de los partidos cuesta mil pesetas. La crisis se deja notar y las taquillas disminuyen. El Ayuntamiento aporta una subvención de 400.000 pesetas. Los desplazamientos se realizan en un microbús y la ficha media de un jugador se sitúa en las 400.000 pesetas.

La plantilla se reestructura totalmente empezando por el propio entrenador, "me llamó Carlos por teléfono y me propuso dirigir al equipo", comenta Francisco Corpas Sánchez, que ya perteneciera a la disciplina caspolina: "¡Mira!, cada temporada es una historia diferente y yo pretendía mejorar la anterior etapa que estuve en Caspe. Ya sabía que las cosas no iban a ser sencillas, pero todavía mantengo la ilusión por estar ahí, entre los grandes".

Paco Corpas es el encargado de formar el equipo y sin tardanza pone manos a la obra recordando las muchas dificultades que tuvo que sortear en la anterior ocasión, por pujar en el mercado más tarde de la cuenta. El resumen de la situación de partida lo recoge fielmente el diario "Heraldo de Aragón": "el Caspe encara la temporada con sólo tres jugadores (Vallés, Marcuello y Comín) que ya pertenecían al club el año pasado. La renovación es total y ha alcanzado al banquillo donde Paco Corpas (Figueruelas) sustituye a Agustín Cirac. La plantilla es muy joven, empezó a entrenar el 27 de julio y jugará los siguientes partidos de pretemporada: Alcañiz, Maella, Chiprana, Endesa, Binéfar, Osasuna B y Veteranos del Español. Pascual Barriendos se reincorporará después de finalizado el Servicio Militar".

Así es, la plantilla despunta por su juventud. De la interrelación comentada al inicio del capítulo se desprende, a un recortado presupuesto corresponden unos jugadores sin nombre o que todavía "no han roto". La virtud es su enorme afán por triunfar pero el precio es la inconstancia de esa corta experiencia. No obstante, ésta es la resignada decisión que toma la Directiva encabezada por Monferrer que no sufre excesivos cambios con el paso del verano, quedando establecida:

Presidente: Don Carlos Monferrer Gómez.
Vicepresidente: Don Martín Santolaria Sancho (fallece en octubre).
Secretario: Don Gregorio Garcés Lasheras.
Tesorero: Don Manuel Sancho Poblador.
Relaciones Públicas: Don José Vicente García Muniente.
Delegado: Don Francisco Jiménez Pérez.
Vocales: Don José Cubero Zabay, don José Latre Fillola, don Antonio García Piera y don José Luis Mayoral Cubeles.

Carlos Monferrer añade el cargo federativo como miembro de la Comisión de Tercera. Dicha Comisión está compuesta por:
Presidente: Don Rafael Ferrer Martí (Teruel).
Vicepresidente: Don Arturo Daudén Ibáñez (árbitro).
Vocales: Don Fernando Lapieza Señor (Casetas), don Carlos Monferrer Gómez (Caspe), don Rafael Naval Tufanisco (H. Cortés) y don Javier Tebas Medrano (Huesca).

La Comisión mantiene pocas reuniones, quizás convencidos de que antes de ponerse a arreglar la categoría es preciso adecentar la propia casa.

Y para el Club Deportivo Caspe el despertar de la Liga no invita a celebraciones. El equipo pierde ocho de los once primeros partidos. ¡Ocho de once! De tal guisa que ya se piensa en lo peor, "empezamos muy flojos...", acuña el presidente, "... a continuación y hasta Navidades subimos bastante, para bajar otra vez y mantenernos entre el 13 y el 15". "Jugábamos mejor fuera...", añade el entrenador, "... a partidos muy buenos seguían otros horrorosos. Era un equipo bisoño, que requería un trabajo constante y al que le faltaba aplomo en los momentos críticos".

El Caspe tiene una plantilla corta, extremo que afecta sobremanera cuando llegan las sanciones y las lesiones. En esta última faceta Marcuello sufre dos fracturas, de menisco y ligamentos del tobillo; Cacho es operado también de meniscopatía y Pascual sufre problemas en la rodilla. Handicap que se soluciona con la entrada en las alineaciones de alguno de los chavales del pueblo. No obstante, como éstos son muy pocos, el grupo entrena en Zaragoza, "en el parque grande y en los campos federativos del Actur".

El Caspe clasifica en decimocuarto lugar con treinta y un puntos y siete negativos, a diez puntos del descenso. Diferencia salvada en la recta final del calendario, "cuando...", como decía el semanario deportivo "Equipo", "... Corpas sacó su varita mágica para conjurar todos los inconvenientes e imprimir un aguerrido carácter a la plantilla".

El suspiro final, tras haber toreado al temido descenso, no descarta los también temidos problemas económicos que acompañan al equipo como ave de rapiña. Problemas que se añadirán al auténtico punto negro del año, el fallecimiento del vicepresidente Martín Santolaria, brazo derecho de Carlos Monferrer y a quien deja sumido en la indeterminación de su continuidad al frente del club.

Al margen del Caspe, la Escuela Municipal de Fútbol sigue trabajando en todas las categorías:

En el Trofeo Juan Señor:
- Los Infantiles, de la mano de Clemente Anós, consiguen la primera posición de la Liga al vencer en la final al Daroca por tres a cero.
- Los Cadetes, entrenados por Manuel Barriendos, obtienen la tercera plaza tras golear por diez a uno a los también representantes del fútbol darocense. Ambos equipos llegaron a sus respectivas finales después de lograr las primeras posiciones en las fases preliminares.

En el Campeonato Regional:
- Los Juveniles, dirigidos por Luis Gracia Alonso, clasifican en segunda posición tras el Endesa de Andorra, con 31 puntos, siendo a su vez equipo máximo goleador y segundo menos goleado.

Todo un plantel de excelentes intenciones a la espera de que quien corresponda les preste su atención. El fútbol aragonés está cambiando y bueno sería una cierta previsión para evitar sorpresas indeseadas. Equipos que siempre han estado en primera línea, clubes representativos de localidades con un nivel alto de población, o bien han desaparecido de la geografía competitiva (el Calatayud es el caso más doloroso), o bien han descendido (Ejea, Tauste o Monzón, por ejemplo).

Otros se han replanteado, tras descender, las preferencias de los aficionados y han empezado desde abajo, dando minutos y alternativas a los jóvenes del pueblo (Alcañiz es el mejor exponente). Por último, hay quienes practican sin igual el difícil equilibrio del funambulista, una aventura con indudable punto de salida pero incierta estación de llegada, siempre pendientes de la condonación de sus deudas (Huesca o Fraga, sin ir más lejos).

El Club Deportivo Caspe no ha caído hasta la fecha en ninguno de los estadios anteriores. Se ha salvado milagrosamente, ha ido regateando a la suerte y, por el momento, mantiene la Tercera División, pero a costa de no tener ni un sólo rostro local disponible para la lucha (contando con una excelente generación: la del 75) y endeudándose de una forma ciertamente escalofriante. Todas estas circunstancias se han prodigado cuando la economía nacional atraviesa una crisis contagiosa, de tal magnitud que ha destruido empleos y retraído a las gentes su asistencia a los espectáculos relativamente caros puesto que tienen al alcalde del zapping una extraordinaria oferta televisiva.

El gran peligro, cuando se ha escrito de tantos y tantos años, es perder la visión histórica del momento. Comparar desmesuradamente el antes y el después, perdiendo la globalidad del presente por las particularidades del pasado. Dejarse llevar por el apasionamiento fugaz y emotivo de una victoria, sabedor que ésta, una vez conseguida, sólo se podrá reeditar si se alcanza el sustrato primitivo. Pero ante tales emociones sólo cabe el debate sereno y la esperanza de que el hombre tropiece, no en una, ni en dos, ni en tres... en las piedras que sean necesarias para aprender la lección y sacar provechosas conclusiones.

Por todo ello, el momento es especialmente difícil, y tétrico sería que los avisos no llamaran la voz de alarma a Fuenteovejuna. El milagro persiste, pero se parchea y no se favorece un proyecto a medio plazo que marque el rumbo a seguir. El rico refranero español lo dice: "Cuando las barbas de tu vecino veas pelar... pon las tuyas a remojar", y recordarlo es una obligación. Es necesario sentar las bases para seguir en la punta de lanza (Tercera División) pero sin descuidar el palo que la sostiene (masa social y economía saneada). Si los cargos dirigentes, social y técnico, son capaces de entenderlo, el Caspe aguantará el envite de los tiempos actuales, apoyándose en su misma sangre, en el empuje de sus propios residentes, a quienes sirve y de quienes depende. Encontrar el auténtico sitio del Club Deportivo es el principal reto por descubrir.


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