Club Deportivo Caspe
 

Temporada 1976/77


En el verano del 75, hace ahora un año, los futbolistas del C.D. Caspe Joaquín Berges Amorós y Antonio Villegas Sánchez, emprendían una nueva andadura bajo la disciplina del Deportivo Aragón, pero el fútbol profesional no es la meta para ninguno de los dos deportistas y ambos renuncian a un futuro prometedor, muchas veces destellante a la vez que ficticio, aunque calificadas voces coincidieran en las magníficas dotes que les investían con la exquisitez de su juego.

Berges, como ha quedado expuesto en el capítulo anterior, decide emigrar a Barcelona concluido el Servicio Militar; respecto a Villegas, terminada la Liga se plantea un orden de prioridades en el que otros valores anteceden al deporte profesionalizado y buena prueba de ello es el titular aparecido el 23 de agosto de 1976 en el semanario "Zaragoza Deportiva": "Villegas deja el fútbol por amor".

Antonio Villegas se rebela ante tal afirmación y explica otros motivos de su renuncia: "... no me encontraba a gusto en aquel ambiente, había una ausencia total de libertad, te controlaban hasta el más mínimo detalle, además todo el mundo quería llegar arriba y no rehusaban ponerse la zancadilla si eso les beneficiaba. El deporte no hay que llevarlo hasta esos extremos".

La decisión del jugador provoca una reacción de incredulidad en su entorno familiar y de amistades: "... fue grandísima la presión que soporté. No podía salir a la calle porque todo el mundo me repetía la misma cantinela, ¡Tú estás loco! ¡Sabes lo que has hecho! ¡Podrías vivir del fútbol si quisieras! Siendo el dinero un tema supeditado a otros, por ejemplo, había dos vestuarios y el de los titulares estaba vetado para los reservas. Era algo que me rebelaba, puesto que mis mejores amigos se hallaban entre los suplentes".

La nueva temporada oficia numerosos cambios en el Club Deportivo Caspe. La pronta celebración de Junta General, acertada decisión del ya ex presidente Cortés, propicia un relevo exento de prisas, magnífico compañero de viaje para una medida planificación. El nuevo máximo mandatario, Gregorio Martínez Montón, con un presupuesto algo regresivo, otorga su confianza al mismo entrenador. Jesús Romeo Pérez, tres años al frente de la plantilla, es nuevamente el encargado de confeccionar un bloque para andar por la preferente con paso firme y seguro.

El Caspe continúa con la política seguida en el ciclo anterior. Cuenta con la subvención del Ayuntamiento, partida destinada a sufragar los viajes y el apoyo, en especie, de la firma "Adidas", proveedora de todo el material deportivo. Se crea la tarjeta del jubilado, abono con cierta reducción económica destinada especialmente a los aficionados de más edad, y los jugadores tienen un seguro privado, además del obligatorio a la Mutualidad, que les cubra la pérdida de jornales por lesiones que pudieran padecer. La Sociedad cuenta con una cifra superior a los doscientos socios, bajo nivel de inscripciones en comparación con otros clubes pertenecientes a poblaciones con similar reserva de habitantes.

El escaso atractivo monetario que desprenden los presupuestos del Caspe provoca que la mayor parte de los jugadores fichados sean aves de paso, siempre receptivos a escuchar la mejor oferta, dispuestos a enfundarse otra camiseta que les merezca mayor beneficio por el trabajo invertido, motivo primordial por el que las caras se suceden a sí mismas. La plantilla experimenta un alto grado de cambios, quedando cinco jugadores, en el once tipo, del año anterior: Nicolás y Leandro, forasteros, y los locales Cortés, Cardona y Sanz. El resto proceden de otros equipos: tres fichajes, Algárate, Yus y Soriano; dos retornan, Berges y Solán, y uno asciende, Moreno II.

Con respecto a Berges, en junio de 1976 le conceden el traslado a Caspe, "con Gregorio Martínez en la oficina del Banco Zaragozano y presidente del club no hubo inconveniente para efectuar la permuta". El jugador ficha por el equipo y participa toda la campaña, quedando al término de la misma máximo goleador junto a Miguel Sanz y Mariano Solán. "Hubo un gol, en Norma, que no pude celebrar de forma completa...", el tanto sirve para lograr los dos puntos en disputa pero deja una grave lesión al caspolino, "... con la rodilla inflamada fuimos a Zaragoza, a la Clínica del Pilar, y aunque no me operaron estuve dos días ingresado". En un balón largo, y ante la salida del guardameta Berges, no puede evitar el choque con el contrario, aunque levanta lo suficiente el balón hasta alojarlo en la red.

Mariano Solán, tras un excelente trabajo formativo en el Maella, interesa a los responsables del C.D. Caspe. El jugador firma con la esperanza de retomar el camino seccionado dos años antes, cuando tuvo que emigrar para poder jugar. Solán sustituye a Sanz en la segunda parte de los tres primeros partidos y en el cuarto sale inicialmente de extremo izquierdo: "... me hicieron un penalty que lanzó Moliner y marqué un gol de cabeza". A la semana siguiente vuelve al extremo, demarcación que pierde en el sexto choque de Liga: "... en Huesca, Camarón lesionó a Jover y Romeo reordenó el equipo, pasando a Moliner a la defensa y a mi al interior derecho". Solán ocupa a partir de ese momento una posición en el centro del campo y será el encargado de secar al cerebro rival sin descuidar su aportación a marco contrario.

Junto al once tipo alineado con mayor asiduidad hay una serie de jugadores, veteranos y neófitos, que se reparten los minutos sobrantes. En el primer grupo, José Luis Ricart, sustituto de Nicolás en dos ocasiones; Antonio Moliner compagina el deporte con los viajes a la capital y Perico (Pedro Beltrán), lateral derecho hasta el mes de octubre, fecha en la que contrae matrimonio. En el segundo grupo, Agustín Vicente, Francisco Gonzalvo, Carlos Aranda, Félix Rico o José Manuel Latre, que con diferente suerte saltan de Primera a Segunda Preferente, siempre pendientes de las necesidades del primer equipo: "... con frecuencia nos citaban sólo para hacer número". Por otro lado, José Diego marcha al Maella descontento por el trato recibido del preparador.

La etapa de Jesús Romeo al frente del banquillo caspolino resalta por el contragolpe, sobresaliendo de forma especial esta cuarta y última temporada. La seguridad que impone Nicolás atrás junto a una firme defensa y el trabajo de Solán y Algárate en el medio campo (los contrarios llegan muy tocados) provoca que los balones recuperados en el área salgan con velocidad a las inmediaciones de la portería rival, bien mediante un centro largo o con salidas por las bandas, particularmente de Manuel Cortés: "... en muchas ocasiones me incorporaba al ataque gracias a los pases de Yus que actuaba como pivote". La consecuencia más palpable del citado estilo de juego son los puntos conseguidos fuera del Plano, lastimosamente cedidos en propio campo.

Una nueva reestructuración se cierne sobre las divisiones del fútbol español, afectando a las categorías regionales. En Primera Preferente hay seis ascensos por ningún descenso y la Segunda Preferente desaparece repartiendo a los equipos entre Primera y Segunda Regional, costándole el curso al Arena Sport, antepenúltimo clasificado. El Caspe queda a ocho puntos del ascenso, siendo Monzón, Endesa, Sariñena, Almazán, Huesca B y Sabiñánigo, quienes obtienen las mieles del éxito. El Campeonato debe posponer la Jornada del 29 de mayo por el plante arbitral tras los hechos acaecidos en el Atlético Monzón-Almazán.

Final de Liga que cobra el puesto del presidente y del entrenador. Gregorio Martínez Montón, cumplida su interinidad y Jesús Romeo Pérez que ficha por el Binéfar. El técnico acompaña el trueque llevándose a Yus y Cortés: "... en la Discoteca Lucero me propuso un cambio de aires y en una cafetería de Zaragoza cerramos el fichaje por 175.000 pesetas". En el equipo oscense coincidirán con otro ex caspolino, Sopesens.

El Arena Sport, por su parte, oficia el descenso con la desaparición. Habían sido cuatro años de vigencia para una idea que apostaba por dar cabida a las nuevas generaciones de futbolistas con otros más veteranos que no habían tenido la oportunidad en la máxima categoría. Juntos componían un valor siempre a mano para cualquier necesidad, trampolín o parada intermedia entre las edades base y el primer equipo (Carlos Aranda y José Manuel Ferrero prueban con el Real Zaragoza).

Arena Sport, S.A., es una empresa que nace en el año 1969 con participación mixta, esto es, formada con capital español (Pedro Albiac) y francés (Adidas Francia). La firma francesa envía a Caspe a Roger Chaudron para la gestión y supervisión del nuevo proyecto. Chaudron, por propia voluntad primero, y, posteriormente, por amistad con Ceferino Cortés, se compromete con el fútbol local y participa en la Junta del C.D. Caspe. En el seno del club promueve una fórmula para dotar de una mayor infraestructura al filial: "las relaciones con el pueblo de Caspe siempre fueron excelentes, había en todo momento una predisposición de ayuda y colaboración". Certero tino que protege a los mejores exponentes del fútbol caspolino, acogiéndoles en puestos de trabajo ofertados desde la misma empresa.

Para sacar adelante este propósito se constituye un grupo de cuatro personas que serán los encargados de dotarle de contenidos: Roger Chaudron, presidente; Manuel Conte, secretario; Luis Panillo, entrenador, y Andrés Bielsa, delegado. La empresa deportiva asentada en la localidad corre con toda la organización y provee la indumentaria necesaria aunque la titularidad federativa corresponde al C.D. Caspe, hecho puesto de manifiesto en las fichas con membrete oficial de dicho club. Por ser Chaudron (ex militar francés) el instigador del plan, los jugadores visten los colores de la bandera francesa: camiseta blanca, pantalón azul y medias rojas, y tiene por escudo una espada en íntima unión con tres aros olímpicos, todo ello encerrado en un triángulo equilátero invertido.

La filosofía del proyecto se mantiene y el trabajo que realiza Luis Panillo el primer año, sustituido después por Mariano Gómez Callao, da sus frutos hasta el punto de conformar un equipo muy competitivo que cosecha triunfos y asciende a una categoría seria de veinte unidades. Pero el aquilatado potencial deportivo zancadillea la carrera por su supervivencia (ascienden los mejores pupilos del equipo nodriza) y se producen diferentes cambios, tanto en la Directiva (salen Cortés y Chaudron) como en la multinacional (comienza a distribuir sus artículos provocando un corrimiento de cargos interno y alternativa a nuevos personajes), que hacen inviable su continuidad.


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