Club Deportivo Caspe
 

Temporada 1965/66


El curso que ahora inicia simboliza un punto y aparte en la historia reciente del Club Deportivo Caspe. Será el cruce de dos personalidades discrepantes en la forma y hasta en el fondo del ver y entender el mundo del fútbol regional. Dos hombres que difieren a la hora de materializar sus respectivas fórmulas para el desarrollo del deporte en la población, aunque posteriormente la vida y la política les haría coincidentes. Esta temporada es el punto de inflexión de dos tiempos, de dos actitudes que, persiguiendo idéntico fin, marchan por caminos diferentes, aplicando en cada caso prioridades encontradas.

Los últimos nueve años han estado marcados por la figura de Florencio Repollés, que deja su sello, carismático y peculiar, en el devenir de la Sociedad. En los dos primeros ejerce labores de entrenador "con mando en plaza", es decir, plenos poderes para componer el equipo y condicionar sus características. En los cuatro siguientes ocupa la presidencia, manejando los hilos en todos sus extremos. Y a estos le suceden tres años como secretario técnico, labor que simultanea con su cargo en la Federación. Los nueve años representan una etapa con altibajos. En la competición, y al margen del descenso, se obtiene un cierto equilibrio, no compartido en el campo económico (necesitará la ayuda del pueblo de Caspe) ni en la contratación de aquellos que defiendan la elástica azulina (ora gente de casa, ora gente de fuera).

A la era de Florencio Repollés como hombre fuerte del Club le sucede otra, alrededor de ocho años, protagonizada por Mariano Gómez Callao, con una idea sensiblemente contraria a los postulados anteriores. Florencio Repollés había apostado, sin paliativos, por el fútbol-espectáculo; una ciudad, un nombre en el ámbito regional, era perseguido atrayendo y acostumbrando al público del municipal ubicado en el Plano a presenciar la misma calidad que disfrutaban otras localidades del entorno. Por contra, Gómez Callao pretende canalizar el deporte como desarrollo personal de sus convecinos, sin alargar más el brazo que la manga y acercando dos frentes muy exigentes entre sí, para que ni unos ni otros pidieran más de lo legítimamente ofertable: Los aficionados conscientes de las carencias de los jugadores y éstos, partícipes de las limitaciones financieras de los primeros.

Pero si la 65/66 acuña una moneda con diferente rostro, los prolegómenos no distan mucho de lo acontecido en los tres veranos precedentes. Al término de la temporada anterior la Junta había presentado en bloque su dimisión. El Presidente Alejo Lorén da por concluido su periplo al frente de la entidad al cubrir con amplitud del tiempo comprometido. El Caspe queda en manos de la Federación una vez más y los socios a la espera del milagro final, alguien que en el último momento acceda a gestionar el Club. El Noticiero publica el 28 de agosto... "Un grupo de aficionados capitaneados por Soto y G. Callao han formado una Gestora diez días antes de comenzar la competición". Efectivamente, las semanas se sucedían y no se hallaba ninguna solución satisfactoria. La pretemporada se abre con los jugadores del año anterior, que al no ver confirmadas sus fichas dejan el equipo, "como no había Directiva..." dice Mariano Gómez, "...existen muchos problemas para renovar a los jugadores de fuera y entonces decidimos entregar en Zaragoza los carnets de los veteranos y algunos chavales que empezaban".

Los acontecimientos se entremezclan apresuradamente. El Caspe ratifica de forma totalmente improvisada su participación en Tercera y, como consecuencia, consta todavía en la Federación el nombre de Alejo Lorén al frente de la entidad, presidencia fundamentada en la oficialidad tan sólo a efectos de cumplir el expediente, puesto que ya no une ningún vínculo directivo al empresario con la Sociedad. No obstante, el proceso sigue su curso, siendo supervisado en todo momento y de forma activa por Octavio Ferrer, delegado federativo en la zona.

Para el banquillo ficha un joven entrenador procedente del San Agustín (Primera Regional) que había conseguido el título de campeón en la final de aficionados frente al Triasu de Tarazona: Angel Les Aznar. Anteriormente había preparado al Santa Isabel, Alcañiz y Fuentes, "...mi padre tenía amistad con Octavio Ferrer, que era el vicepresidente del Caspe, y hacia allí encaminé mis pasos". Les viaja a Caspe únicamente los domingos para el partido, puesto que los entrenamientos los dirige Mariano Gómez, "...en aquellos tiempos no era habitual asistir entre semana a los pueblos porque se cobraban cantidades irrisorias y los gastos del desplazamiento estaban incluidos en la mensualidad, aunque recuerdo haber hecho muchos viajes con mi coche, un Seiscientos de segunda mano, y cruzar el Ebro en barca cuando había riadas".

Al margen del entrenador, todo Club estaba obligado, según Estatutos, a presentar carnet y contrato de éste en la Federación, el resto de la plantilla no goza de contraprestación económica alguna por pertenecer a la disciplina caspolina, más al contrario, los jugadores no cobrarán hasta el final del ejercicio y dependiendo de la liquidez existente. A principio de temporada se reúne el colectivo de jugadores proponiendo y acordando un sistema de autogestión por puntos, de tal forma que sumarían tres puntos por partido disputado aquellos jugadores con más de dos años de antigüedad en el equipo, dos puntos quien sólo llevara dos años y uno, también por partido jugado, para los noveles. Una vez concluida la campaña se repartían los beneficios por la totalidad de puntos acumulados, cociente que servía de base para calcular el dinero que correspondía a cada jugador. "Creo recordar que el primer año salimos a 90 pesetas por punto..." recuerda Mariano Gómez Callao.

Zaragoza Deportiva publicada por aquellas fechas: "El Caspe se levanta poco a poco. Unos jugadores de la cantera, un preparador modesto -Les- y unos aficionados entusiastas han sabido impedir que desaparezca el fútbol en la populosa Ciudad del Compromiso. Han organizado un conjunto renovado en el que se mezclan jugadores veteranos (Soto, Pueyo, Javier, Callao, Burillo) con un plantel de chavales muy jóvenes deseosos por servir al titular de su localidad natal (Monclús, Clavero, Ráfales, Paracuellos, Nicolás, Diego I y Diego II). Un fuerte aplauso para ese grupo de sacrificados que apuestan por el fútbol y una ovación cerrada para unos chicos que defienden lo suyo con el mayor empeño y voluntad".

La competición no es buena para el Caspe. Queda penúltimo clasificado, por delante del Aragón (antiguo Amistad y conjunto que todavía no había logrado la filialidad del Real Zaragoza), pero salva la categoría tras la retirada de Calatayud y Alcañiz. El primero desaparece antes de comenzar el campeonato por problemas económicos y los turolenses, que toman ejemplo de la iniciativa caspolina, no recogen idénticos beneficios, disolviéndose en la tercera jornada de Liga.

El anecdotario de la temporada lo encabezan los jugadores que asoman sus inquietudes e ilusiones a la categoría nacional. Ellos aprovechan las especiales circunstancias inherentes al fútbol caspolino del momento y escriben en primera persona la realidad que otros, quizá con las mismas cualidades físicas y técnicas, no pudieron desarrollar:

- José Diego Bielsa, "Diego I", "la Perla", debuta en la tercera jornada.
- Pascual Diego Piazuelo, "Diego II", lo hace en el cuarto partido y marca los dos goles. El Comité de Competición, por otro lado, multa al Caspe porque en los carteles murales fijados para anunciar el choque se inserta un párrafo que supone, según el organismo federativo, coacción e intimidación hacia el trío arbitral.
- Nicolás Tomás Bolufer es alineado de portero el 16 de enero, encaja tres goles pero "sale" destacado.
- José Luis Samper Borraz está destinado en Zaragoza, donde realiza el servicio militar y "baja" muchos domingos.
- Javier Monclús Godina es convocado toda la temporada, pero sólo juega tres partidos.
- El día de Reyes la firma deportiva Adidas regala quince pares de botas a los jugadores, "pero eran botas con tacos de aluminio ...", recuerda Manuel Ráfales Jarque, "...y como había escasez de dinero y teníamos campo de tierra, las cambiaron en Zaragoza por otras tantas para tierra, camisetas y pantalones".
- El domingo siguiente un ex jugador del Caspe, Manuel Guiu Centol, acierta una quiniela de catorce.
- Tras el Caspe-Jacetano del 7 de febrero, el Comité de Competición felicita públicamente a ambos equipos por el excelente comportamiento deportivo observado durante el transcurso del partido, a instancias del árbitro señor Palacios. Distinción corroborada al término de la campaña por el Premio a la Deportividad: Mención honorífica y 500 pesetas en material deportivo.
- Las visitas más temidas por los jugadores tenían a Teruel y Soria como punto de destino, eran los viajes más largos y carreteras y climatología implicaban un añadido de riesgo al desplazamiento. Afortunadamente este año el único contratiempo fue deportivo, "...perdimos en los dos partidos". No obstante, en el regreso del campo numantino un incidente retrasaría la vuelta a casa. A la altura de Casetas chocaron con un peatón. Cuando todos pensaban que había fallecido por el golpetazo, "...llamamos a una casa para pedir ayuda (una o dos de la madrugada) y la señora que abrió, al reconocer al atropellado significó: ¡No se preocupen! ¡No se preocupen!, que este no se muere". Más que daños por la colisión el individuo despedía un acentuado olor a alcohol que le había hecho perder momentáneamente el conocimiento. "Cuando reaccionó y al oir hablar de la autoridad marchó sin otra queja. Lo peor de todo, después del susto...", termina Javier Gracia Galicia, "...fue recuperar al quinto ocupante del coche en que viajábamos, puesto que sospechando la llegada de la Guardia Civil para formalizar el atestado, se alejó quizá en demasía del lugar donde nos encontrábamos".

Una vez concluido el campeonato liguero, el C.D. Caspe participa en el Torneo de Adheridos, conquistando la primera posición de su grupo.

En las categorías inferiores hay organizada una liguilla de peñas, con ocho equipos que juegan los sábados por la tarde en el campo del Plano. Semillero de aspirantes, encauzados primero a través del Polideportivo San Antonio y después como el enésimo proyecto Caspe B, para engrosar las filas del equipo abanderado en el deporte caspolino.


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