Club Deportivo Caspe
 

Temporada 1990/91


Ante la aparente frase "sin sustancia" que pronunciara el técnico internacional Bujadin Boscok: "Fútbol es fútbol", no queda otro remedio que rendirse. Este deporte, antiguo y maltratado, encumbrado a la gloria de territorios inconquistados y excusa de vándalos, ora victoriosos, ora derrotados, fluctúa por unos parámetros propios, lejos de visionarios o simples desenmarañadores de sus entrañas, estudiosos de lo inútil, de una ciencia inexacta disfrazada de cuero geométrico.

No hay razones contundentes que expliquen el desarrollo y posterior final de la presente temporada para el C.D. Caspe: la plantilla refuerza sus líneas; técnico, afición, directiva, sponsor... vuelcan sus anhelos en pos de la reedición; presupuesto, campo, rivales, árbitros... gozan de acatada complacencia; en definitiva, todos los intervinientes son proclives a sumar esfuerzos. Entonces, ¿qué sucede para explicar que lo bueno de ayer se convierta en regular de hoy? ¿Cómo alcanzar a comprender el olvido de quienes eran tomados por virtuosos del juego? Absurdo sería, por contra, achacar el menor rendimiento a una conspiración etérea y libre de manipulación intrínseca. ¡No!, en unas líneas no puede concluir la clave histórica de tan compleja simbología, pero podemos acercarnos, por medio de la enumeración circunstancial, a tratar de suponer las causas delimitadoras.

Como ya se anunció, Agapito Fortuño Font se ve obligado a dejar la presidencia de la entidad. En su lugar, accede el vicepresidente primero José Hernández, que llevaba, prácticamente, el peso de la sociedad en las temporadas anteriores. La sustitución se produce por aclamación y no hay visos de contrariedad en punto alguno, cercano o alejado, de la familia caspolina. Hernández, aupado al puesto de mando, nombra a su Junta con pocos cambios estructurales, si no es para añadir juventud a los puestos más representativos:

Presidente: Don José Hernández Comech.
Vicepresidente: Don Carlos Monferrer Gómez.
Secretario: Don Joaquín Berges Amorós.
Tesorero: Don Fermín Latre Royo.
Relaciones Públicas: Don Jesús Altes Gresa y don José Verdaguer Solé.
Vocales: Don Manuel Amorós Guardia, don Joaquín Cirac García, don José Cubero Zabay, don Vicente López Escorihuela, don Sebastián Fontané Buisán, don José Fontoba Piera, don Agapito Fortuño Font, don Joaquín Latre Fillola, don Manuel Sancho Poblador.

José Hernández renueva su confianza en el mismo técnico y confirma a los integrantes de la plantilla, aumentando su cobertura con la entrada de cuatro jugadores: San Rafael, Ferrer, Pérez y Conde. Los dos primeros sustituyen a Martínez (Calatayud) y Arcal (Huesca), y los otros dos amplían la capacidad organizativa del equipo: Pérez en su doble función de centrocampista y hombre libre y Conde formando tándem con Burillo.

Estos cambios en los elementos del equipo provocan una atención más desequilibrante por las bandas, especialmente la izquierda, fortaleciendo además el nudo organizativo. César Ascaso pasa del 4-3-3 táctico a un más asentado 4-4-2; con ello prima una mayor presencia en el centro de control a costa de ceder presión en la primera línea. Se consigue un entramado más axfisiante para el contrario en la zona de creación, reforzando la recuperación de balones, aunque el precio que se pague sea alto, porque el sacrificado es el mejor exponente resolutivo. Aun así, José Manuel Samper, que sólo juega la mitad del torneo, logra los mismos goles que Eduardo González y uno más que Pascual Barriendos.

El Club Deportivo Caspe, merced a la tercera posición conquistada el año anterior, participa en dos competiciones: la Liga y la Copa del Rey. En el Torneo de la Regularidad, la temporada comienza con buen pie, se logran seis de los ocho primeros puntos y la segunda plaza de la tabla. Justo en ese momento, el equipo afronta la vuelta de la primera ronda de Copa frente al Alcañiz. La expectación es inusual y la tarde-noche caspolina es testigo del pase a la siguiente eliminatoria; para ello se ha necesitado levantar el resultado adverso del partido de ida.

El desgaste ha sido generoso, aunque las fuerzas todavía responden. Los tres siguientes compromisos conceden el 50% de lo disputado: derrota en Sabiñánigo, empate en Alcorisa y victoria, nuevamente, al Alcañiz. La ilusión no descansa y el bombo ha designado al Binéfar, de Segunda B, como siguiente contrincante en la Copa. La ida acontece en Los Rosales y la Directiva señala para el final de la tarde el comienzo del partido. Los caspolinos, como llamada patriótica, acuden en masa al campo de fútbol, esperanzados en una gesta de su equipo, y el entusiasmo se desborda cuando Carlos Lausín logra desnivelar el marcador y decantar el primer round del lado local.

Pero la sucesión de encuentros, domingo-miércoles-domingo, es una trampa oculta a la ambición. El Caspe no sólo pierde en El Segalar por tres a cero, diciendo adiós al sueño de enfrentarse en tercera ronda al Betis, sino que pena en la Liga el estrés de la competición. La factura es alta y el equipo se ve relegado a la mitad de la clasificación, aunque no conoce en ningún momento los negativos.

Sin embargo, éstos (los negativos) sí aparecen en la segunda mitad del invierno, momentos coincidentes con los rumores que sitúan al entrenador en otro banco la campaña venidera. De doce puntos en juego sólo se consiguen dos y el fantasma de un equipo forjado para líder resuella la cercanía del peligro. Afortunadamente para el Caspe, en las diez últimas jornadas permanece imbatido y accede a una meritoria octava plaza, aunque decepcionante para aquello pretendido.

Hasta aquí, una consciente renuncia a combinar la estadística con las opiniones que aclaren su significado. Únicamente la valoración táctica y la sucesión de resultados han sido el punto de acercamiento con la idea original; pasemos, pues, a conocer las razones explicativas del responsable técnico en dos épocas diferentes.

César Ascaso declara en El Punto Deportivo cuando las horas bajas acechan la confusión: "El año pasado hicimos una campaña sensacional y pusimos el listón muy alto. En el actual, todo ha influido un poco y es difícil buscar una verdadera causa a la irregularidad de que estamos haciendo gala".

El transcurso del tiempo no hace varias sus impresiones y cuatro años después sigue firme en su diagnóstico: "La temporada, sin ser mala, no fue buena. Tuvimos mucha irregularidad. La Copa nos proporcionó cosas buenas, la gran afluencia de público, por ejemplo, pero nos limitó en la Liga; hasta los equipos de Primera División lo notan y nosotros, más débiles de recursos, no íbamos a ser una excepción. Por otro lado, no se entrenó tanto como el año anterior y faltaba esa comunión indispensable entre los compañeros, los rivales nos esperaban con mayores precauciones y la Junta Directiva no invirtió sus ganancias, desaprovechando cualquier estímulo a la superación". Como epílogo, Ascaso resume: "con mejores elementos hicimos peor campaña".

Si, deportivamente, la temporada produce sensaciones contradictorias, en el ámbito económico no hay discusión posible. La Junta confecciona un presupuesto de 10.669.390 pesetas, del que sobresalen como partidas más importantes 4.193.250 pesetas de taquillas y 3.461.500 pesetas de socios, en el capítulo de ingresos, y en gastos, 7.215.000 pesetas en concepto de jugadores y entrenador, lo que supone un superávit de 912.830 pesetas. "La Copa del Rey nos dejó un millón de beneficio y de la verbena de carnaval sacamos 700.000 pesetas limpias", recuerda José Hernández Comech, siempre preocupado por las cuentas: "cuando las cosas no nos sonreían tuve presiones para gastarme el dinero que teníamos ahorrado, pero hubiera sido engañar a los jugadores, porque siempre había tratado con ellos a lo pobre, tirando para abajo."

Radio Caspe, la emisora del Bajo Aragón, ahora bajo el logotipo de Radio Cinco de Radio Nacional de España, sufre su cierre efectivo el 25 de julio de 1991; por ello, ésta será la última ocasión en que reparta los premios Antena de los Deportes. Tercera edición que vuelve a destacar nombres conocidos: El título de máximo goleador corresponde, "ex aequo", a José Manuel Samper y Eduardo González, ambos con nueve goles marcados; la rentabilidad (mayor número de minutos vistiendo la camiseta azulina) es para Javier Pérez y la regularidad (puntuación concedida por los entrenadores rivales del Caspe) vuelve a Carlos Burillo Bonastre.

Otros caspolinos, como José María Rojas, por ejemplo, deben salir fuera para continuar jugando; éste lo hace en Mas de las Matas y Luis Gracia Alonso, incansable trotamundos del fútbol local, segundón por decisión de otros y nunca por oficio y capacidad de trabajo, vuelve a coger el chándal, el silbato y el cronómetro, y, enrolado en la Escuela Municipal de Fútbol, olvida la desaparición del Compromiso con un nuevo proyecto juvenil.

La temporada toca a su fin, como finaliza un ciclo en el C.D. Caspe. César Ascaso Pérez ha dirigido dos años al equipo y es tiempo de un cambio de aires; dejará las tierras bajas por un sito en el Serrablo oscense, "en febrero-marzo hubo tres equipos que me llamaron para fichar: Sabiñánigo, H. Cortés y Ejea". Ascaso les contesta que al término del campeonato hablará con ellos, pero las especulaciones enrarecen los últimos meses: "en Biescas le dijeron al presidente que ya pertenecía al Sabiñánigo y era mentira, al igual que con el Gelsa, esperé a que concluyera la liga para comprometerme con ellos".

Cierta similitud guardan ambas ocasiones, puesto que ahora, también el entrenador es acusado de desmontar el equipo, "¡No es cierto!", se defiende el técnico, "no tengo la sensación de haber desmontado el Caspe y a las pruebas me remito: Pérez (estudios), Ortiz (dejarse ver), Lausín (Binéfar) o Burillo (Fraga) son los ejemplos más destacados. Fue el final de un ciclo y los jugadores aprovecharon para dar salida a sus ciclos particulares. Conmigo sólo vinieron Claver y los hermanos González". César Ascaso ofrece un último servicio antes de marcharse y recomienda a José Luis Egea para cubrir su vacante.


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