Club Deportivo Caspe
 

Temporada 1959/60


Segundo año de Florencio Repollés como presidente del Club para una temporada que va a significar un gran salto cualitativo en el devenir futbolístico del Caspe. No satisfecho con el quinto puesto logrado la campaña anterior da un giro espectacular al sistema organizativo de la entidad. Ficha a Manuel Gómez Camero, ex secretario general del Amistad y al veterano entrenador Angel Leal; el primero como secretario técnico y el segundo para el banquillo. Hace una auténtica revolución en el equipo, variando la casi totalidad de la plantilla. Sube el número de afiliados a quinientos y obtiene dos cosas: el Campeonato y consiguiente ascenso a Tercera en dura pugna con el Alcañiz y un déficit económico al final de la competición. En el camino se quedará Manolo Gómez (julio-octubre) por discrepancias con la Junta Directiva.

Una vez conocido el punto hasta donde podía llegar el equipo con los hombres que militaban en sus filas (58/59) y aspirando a cotas de mayor relevancia: el retorno a categoría nacional, la Junta Directiva afronta la planificación de la nueva temporada (59/60), tanto en la dirección como en los artífices que deben llevar adelante el proyecto. El C.D. Caspe da la baja a doce de sus jugadores y contrata a otros tantos. Sellan su finiquito con el futbol caspolino: Higueras, Hospital, Pelato, Boscar, Martín, Arriazu, Alberto, Laguardia y los locales Villar, Hernández, Maza y Ros. Por contra, el nuevo secretario general ficha a dos meses para comenzar la Liga a Soriano del Arenas para la puerta y al caspolino Pueyo del Andorra. Asimismo, antes del inicio del campeonato ya tiene en la nómina a Mallor y Arpal, juveniles de la selección aragonesa; a los también juveniles, Rangil del Real Zaragoza y Alabar del Zuera; al alcañizano Herrera; Tino, Martínez y Pola y los veteranos Titín (Mariano Soro), Laborda y Arnillas; En definitiva, se había cambiado el armazón, pieza a pieza.

En pretemporada, se disputan como mínimo tres partidos en casa concluyendo en todos los casos con resultado positivo para los colores locales. Sería el jubiloso precedente de un año pletórico en alegrías y no exento, en alguna ocasión, de pequeños sinsabores que no hicieron sombra en el camino por recorrer ni variar el norte querido y deseado cuando los albores de la temporada iniciaban su despertar.

En Liga, las cosas no pudieron empezar mejor. Se cubrió el primer tercio de la competición con un Caspe ocupando la primera plaza en ardua lucha junto a Alcañiz, Barbastro, Zuera y Tauste. En la decimoprimera jornada los cinco equipos estaban en un pañuelo entre los doce y quince puntos. Sin embargo, esta mínima diferencia se va acrecentando a lo largo de los meses y al comienzo de la segunda vuelta hay dos claros favoritos, Alcañiz y Caspe, destacados de un compacto grupo perseguidor formado por cinco conjuntos: Tauste, Zuera, Nivelcampo, Delicias y Barbastro que lucharan por las dos plazas de la promoción. El interés por aclarar la situación llega hasta los últimos compases del torneo, tan solo a dos jornadas para acabarlo se conocen matemáticamente los dos equipos que van a ascender y en el último domingo quien será el campeón.

Caspe y Alcañiz siguieron a lo largo del campeonato un paralelismo repleto de emoción hasta el mismo instante postrero. La lucha fue titánica. El calor, la rivalidad, el afán de superación... estuvieron patentes las treinta jornadas que anduvo viva la pelota.

A cuatro partidos para el final, el Alcañiz era líder con dos puntos por encima del Caspe. En la antepenúltima jornada, Caspe gana en Grañén 0-3 y Alcañiz pierde en Barbastro 3-0; ambos equipos empatan a 35 puntos, si bien los turolenses adquieren ventaja con el golaveraje particular: En Caspe habían empatado a cero goles y en Alcañiz los locales habían vencido por 3-2. Tras la penúltima jornada persiste la paridad, el Caspe gana 3-0 al Nivelcampo y el Alcañiz 8-1 al Leciñena. Los dos equipos seguían empatados, ahora a 37 puntos, y habían conseguido el ascenso de categoría, restaba por dilucidar quién sería el campeón.

Con esta incógnita por despejar ambos conjuntos enfrentan la última jornada lejos de su campo, el Caspe viaja a Barbastro y el Alcañiz a Zuera, comprometidos desplazamientos que se saldan con la victoria de los caspolinos por tan sólo un empate de los alcañizanos, resultados que arrojan la definitiva desigualdad clasificatoria: El Caspe ve cumplido su objetivo y los directivos del Alcañiz, en un gesto de deportividad que les honra, felicitan a sus máximos rivales, la hermandad preside las relaciones entre ambas directivas y los elogios entrecruzan mutuos ademanes de admiración. La afición caspolina abraza con algarabía los triunfos cosechados, ya en el último partido jugado en casa se había desatado el entusiasmo de la hinchada con disparo de cohetes y elevación de globos grotescos, saliendo a hombros jugadores y entrenador. Don Manuel Callao Gavín compone con fecha 12 de abril unos versos alusivos a la hazaña perpetrada:

"Hoy quiero felicitar
al equipo de mi pueblo,
a la Directiva en pleno
y a la afición que aplaudieron.

Caspolino, deportista
conseguiste tu ambición,
ver subir a Tercera
al Caspe, que es tu ambición.

Ahora veremos en Caspe
si hay unión deportista,
el equipo está en Tercera
necesitamos perricas.

Ya no se puede pedir
conseguir más en un año
que el primero y el segundo
suban ambos, un peldaño.

La Junta y el tesorero
se están rompiendo los cascos,
con las taquillas de hoy
apenas cubren los gastos
y esperan de nosotros
para darnos un buen fútbol
que desinteresadamente
les firmemos un título,
que los hay de cien pesetas
ninguno pasa de mil
pero si hay algún rumboso
puede llegar a diez mil.

Yo creo que el municipio
"pa" imitar a otras ciudades
nos dará una subvención
para empujar necesidades.

Que nadie esconda su mano
y que den un pizco gordo
para que el año que viene
no tener equipo flojo.

Que todos colaboremos
en formar un buen equipo
para este año que viene
no nos sea un gran suplicio
al subir a ver jugar
al Club Fútbol Caspolino.

No quiero que el primer año
lleguen a ser campeones,
pero sería muy triste
que nos llamarán "melones".

Al ascender a Tercera
con toda la dignidad,
deseo que en ella arraigue
el fútbol de mi ciudad."


Lamentablemente, la dicha no sería completa, puesto que las buenas relaciones que los clubes de Alcañiz y Caspe habían mantenido hasta el momento se verían enturbiadas en tan sólo una semana:

El 17 de abril de 1960 concluía la Liga con los resultados ya expuestos y siete días más tarde comenzaba la Copa de Primavera. Coincidía el primer partido con un Caspe-Alcañiz en la Ciudad del Compromiso. En los prolegómenos al choque, se queman tracas y cohetes, se reparten sendos ramos de flores a los jugadores y se entregan premios a los hombres más destacados del conjunto local: Trofeo a la regularidad para Arnillas, donado por Relojería Maza, y al máximo goleador, Herrera, entregado por Angel Ferreres.

Una vez agasajados los miembros más representativos de la plantilla da comienzo el partido y con él vienen los problemas. A la media hora de juego es expulsado González, nueve minutos más tarde llevan camino de vestuarios Velilla y Herrera, por agresión mutua, y antes de consumarse el tiempo reglamentario parten hacia idéntico destino Martínez y Trallero. En definitiva, lo que había comenzado como una fiesta se torna en decepción y bronca, los locales ganan por cuatro a dos y se suspende la merienda preparada en el Casino, dado el cariz que habían tomado los acontecimientos. Desgraciadamente, se desataron los nervios en el terreno de juego. Lo previsto como "fraternal unión entre aficiones" terminó "como el rosario de la aurora". La Federación castigaría después a José Luis Herrera Gaibar con un partido de sanción e inhabilitaría con cuatro a Antonio Martínez Rodríguez.

La Copa sigue su curso y el Caspe se clasifica cabecero de grupo en la fase inicial, para caer posteriormente en semifinales con el Gallur, entremedias y aprovechando el tirón deportivo se reúnen los socios en Asamblea ordinaria para designar una nueva Junta Directiva. Sale reelegido presidente Florencio Repollés Julve, quien solicita a los abonados un esfuerzo para sufragar la deuda que arrastra la sociedad. Aprobada la propuesta de la mesa, los socios de preferencia aportarán 150 pesetas y los de general 100 pesetas, instituyendo las entradas en taquilla a 20 pesetas para preferencia y 15 aquellos que ocupen la zona de sol.

Si el primer equipo realiza una temporada redonda, por la misma senda caminan los jugadores del filial y los juveniles (conjunto formado por obligado cumplimiento federativo). El segundo equipo participa en un Torneo de Adheridos junto a Utrillas, Castelserás, Andorra, Alcañiz e Híjar, y los chavales con Calvo Sotelo de Andorra, Teruel y Mequinenza.

Los juveniles, inscritos en una competición por eliminatorias, salen airosos de la inicial, pero necesitan acudir al desempate para las dos siguientes, con el Teruel en Alcañiz, el 6 de enero del 60, por uno a cero, y con el Mequinenza en Fraga, con idéntico signo. Ya en semifinales pierden con El Salvador, consiguiendo, no obstante, el Trofeo a la Deportividad (mención honorífica y 100 pesetas en metálico).


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